Las desigualdades impactan «por encima de la edad y el sexo» en el envejecimiento saludable

Un estudio sobre envejecimiento saludable en América Latina reveló que las desigualdades culturales, socioeconómicas y de salud «están por encima de factores como la edad y el sexo en el impacto cognitivo y funcional», aseguró el neurocientífico argentino Agustín Ibañez, líder de la investigación publicada en la revista científica Nature Medicine.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la vejez comienza a los 60 años, etapa para la cual instauró en la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrada en 2021 la «Década del Envejecimiento Saludable», una serie de acciones globales «destinadas a construir una sociedad para todas las edades», hasta el año 2030.

En este sentido, para el investigador del Conicet Agustín Ibañez, quien lideró el estudio publicado en la revista Nature Medicine, existe un modelo universal de envejecimiento saludable que proviene de estudios de Europa y Estados Unidos.

Este modelo no implica solo la ausencia de enfermedades, sino también mantener ciertas habilidades cognitivas, como el razonamiento, el aprendizaje y la memoria; competencias sociales, como la interacción y la empatía; y la capacidad de realizar actividades diarias, como ir al supermercado o hacer tareas rutinarias sin limitaciones.

No obstante, este objetivo de envejecimiento saludable «está muy lejos de poderse lograr en Latinoamérica, y creo que una de las cosas que muestra este estudio son las tremendas consecuencias de no seguir con esta estrategia», explicó Ibañez en diálogo con Télam.

El estudio, que involucró investigadores de Estados Unidos e Irlanda, reveló que las disparidades sociales y de salud influyen más en la salud de la población de esta región que factores como la edad y el sexo.

«Si se le pregunta a un gerontólogo o persona especialista en demencia cuál es el principal factor de riesgo para el deterioro cognitivo, lo primero que te va a decir es la edad«, indicó el neurocientífico, y agregó que «otro factor muy importante es el género: las mujeres tienen mayor riesgo de tener más afectado el envejecimiento saludable».

Sin embargo, «el resultado más impresionante del estudio es que la edad y el sexo, cuando se los considera de forma aislada como predictores, claramente predicen el declive cognitivo y conductual. Ahora, cuando se los combina con otros factores, su efecto es muchísimo más pequeño que aquellos que tienen que ver con las disparidades sociales, lo cual es notorio», aseveró el investigador.

Y agregó que «la pobreza es lo que más deteriora el envejecimiento».

Para llevar a cabo el análisis, se emplearon técnicas avanzadas de estadística y aprendizaje automático en el análisis de los datos, del que participaron casi 45 mil personas de países de América Latina como Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.

Los resultados evidenciaron que en la región existen un conjunto heterogéneo de predictores sociales -relacionados con la disparidad en salud- que influyen en la cognición.

Los factores de riesgo social y de salud incluidos en el análisis, además de la edad y el sexo, fueron el estatus socioeconómico de los participantes, el nivel de educación, el aislamiento social, la salud mental, cuestiones relacionadas al estilo de vida como el tabaquismo, la actividad física y el consumo de alcohol, junto con la predisposición a enfermedades cardiometabólicas como diabetes, hipertensión y problemas cardíacos.

De esta forma, los factores más fuertes se asociaron a desigualdades sociales o de salud, ya que a mayor disparidad social o de salud, peor envejecimiento saludable, y esto es mucho más marcado en países de bajos ingresos, como Colombia.

«Los factores que modulan el deterioro cognitivo y funcional en Latinoamérica, están por encima de factores como la edad y el sexo en el impacto cognitivo y funcional», explicó Ibañez.

 

«La edad no es la edad, es el paso del tiempo de las desigualdades, y el género no es el género, es la acumulación desigual de disparidades de salud, o sociales, en la mujer con respecto al hombre».Agustín Ibañez

Por lo tanto, «la edad no es la edad, es el paso del tiempo de las desigualdades, y el género no es el género, es la acumulación desigual de disparidades de salud, o sociales, en la mujer con respecto al hombre», agregó.

La limitación de la comprensión del envejecimiento en la región se debe, principalmente, a la falta de bases de datos que combinen esta multiplicidad de factores de riesgo del envejecimiento saludable y la «heterogeneidad» presente en cada país, señaló el neurocientífico.

«Ese es otro mito de que existen un conjunto de factores que se comportan más o menos parecidos en todo el mundo», sostuvo Ibañez, y agregó que «la pobreza es un fenómeno multidimensional, y si no se estudian la combinación de esos factores, estás perdiendo algo importante».

Finalmente, indicó que espera usar esta metodología «para investigar otros aspectos en el sur global, donde pensamos que las diferencias van a ser muy marcadas, pero incluso en los países del norte».

«Esta idea de que uno puede hacer combinaciones no lineales, o al menos combinaciones complejas entre predictores, es relativamente nueva para predecir el envejecimiento saludable», concluyó.

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